OH, BLANCA NAVIDAD.
Y de repente, así como si nada... Vuelve a ser de nuevo diciembre, de nuevo navidad. La última la borre de mi memoria. Y no por el alcohol, que también.
No recuerdo que halla sido la primera navidad sin mi héroe. Solo recuerdo que yo cocinaba y que una parte de mi vida no estaba para decirme lo rica que estaba la cena.
Para mi esta navidad será otra primera vez sin él, otros días especiales marcados en el calendario que me harán recordarle con más amor si cabe.
Este año también será especial... A partir de ahora, los años cada vez serán más duros y las navidades irán desapareciendo hasta que tan sólo sea un día más.
Cada vez van faltando más personas a mi mesa. Menos comensales. Menos luces y decoraciones porque ya apenas quedará gente con la que festejar.
Empezaremos el año llorando por aquellos que se han ido y no regresarán. Por saber que hay personas en tu corazón pero no en tu mesa. Por esperar con deseo y entusiasmo que el siguiente año sea mejor. Que nos depare cosas buenas. Y rogar al destino que nos ponga en nuestro camino la FELICIDAD. No hace falta que tenga nombre y apellidos. O sí quien sabe.
Lo que necesitamos es ese brillo en los ojos que hemos perdido. Ese que hace que nuestro corazón lata con más intensidad a cada latido.
No recuerdo que halla sido la primera navidad sin mi héroe. Solo recuerdo que yo cocinaba y que una parte de mi vida no estaba para decirme lo rica que estaba la cena.
Para mi esta navidad será otra primera vez sin él, otros días especiales marcados en el calendario que me harán recordarle con más amor si cabe.
Este año también será especial... A partir de ahora, los años cada vez serán más duros y las navidades irán desapareciendo hasta que tan sólo sea un día más.
Cada vez van faltando más personas a mi mesa. Menos comensales. Menos luces y decoraciones porque ya apenas quedará gente con la que festejar.
Empezaremos el año llorando por aquellos que se han ido y no regresarán. Por saber que hay personas en tu corazón pero no en tu mesa. Por esperar con deseo y entusiasmo que el siguiente año sea mejor. Que nos depare cosas buenas. Y rogar al destino que nos ponga en nuestro camino la FELICIDAD. No hace falta que tenga nombre y apellidos. O sí quien sabe.
Lo que necesitamos es ese brillo en los ojos que hemos perdido. Ese que hace que nuestro corazón lata con más intensidad a cada latido.
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