Domingos de soledad.

Pensé en escribirte acerca de los besos que nos faltaron por darnos, acerca de las promesas que todavía nos debemos, acerca de las canciones que falta por dedicarnos.
Quería escribirte acerca del amor.
Pero siempre terminaba ganándome la rabia, el orgullo, el enojo de que fueras tan imbécil, de que no ter dieras cuenta de lo mucho que te quiero. Entonces escribía cartas de olvido, aunque en el fondo olvidarte no era lo que más quería.

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