Después de todo lo malo siempre llega un buen momento.
Para algunas personas estos momentos duran tanto que, o bien se olvidan de todo el dolor y lo dejan atrás, o bien se crean una nueva realidad, una en la que fluya la positividad y en la que no existan los malos momentos.
Hace casi un mes me preguntaba cuando llegaría ese momento de felicidad, cuando llegaría la buena suerte. Y de repente llegó un esbozo de alegría, de sonrisas... Un rayo de esperanza que quizás era lo que a mí me faltaba, para seguir adelante y aprender a disfrutar, porque ya se me había olvidado...
Después de tanto tiempo atrapada en mi propia soledad quería salir, gritar, besar, disfrutar, soñar...
Y probablemente halla sido el exceso de ilusiones y sueños lo que me tiene aquí torturándome y preguntándome porque la felicidad siempre se me escapa de los dedos.
Aún así, aun que vea como la felicidad se me escapa debo dar las gracias por esa pequeña semana de alegrías en la que volví a tener mi sonrisa, en la que volví a disfrutar después de mucho tiempo.
Ha sido solo un recordatorio de que la felicidad es real, que esta ahí fuera y que no llega cuando la buscas, sino que llega cuando menos la esperas.
Para algunas personas estos momentos duran tanto que, o bien se olvidan de todo el dolor y lo dejan atrás, o bien se crean una nueva realidad, una en la que fluya la positividad y en la que no existan los malos momentos.
Hace casi un mes me preguntaba cuando llegaría ese momento de felicidad, cuando llegaría la buena suerte. Y de repente llegó un esbozo de alegría, de sonrisas... Un rayo de esperanza que quizás era lo que a mí me faltaba, para seguir adelante y aprender a disfrutar, porque ya se me había olvidado...
Después de tanto tiempo atrapada en mi propia soledad quería salir, gritar, besar, disfrutar, soñar...
Y probablemente halla sido el exceso de ilusiones y sueños lo que me tiene aquí torturándome y preguntándome porque la felicidad siempre se me escapa de los dedos.
Aún así, aun que vea como la felicidad se me escapa debo dar las gracias por esa pequeña semana de alegrías en la que volví a tener mi sonrisa, en la que volví a disfrutar después de mucho tiempo.
Ha sido solo un recordatorio de que la felicidad es real, que esta ahí fuera y que no llega cuando la buscas, sino que llega cuando menos la esperas.
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