Minutos de vidas perdidas.

Miro el reloj. Una hora más de un día cualquiera, sin saber que hacer e intentado poner mi vida orden.
Dicen que el primer paso es afrontar tus miedos pero por mucho que lo intente nunca lo consigo. Y es que quizás los miedos son los causantes de nuestras locuras, de nuestros problemas, traumas o depresiones pasajeras que algún día al fin y al cabo todos pasamos.
Miedo al rechazo, a la soledad, a la tristeza, al dolor, a la amargura, a ser infeliz, a no encontrar el amor, a no crecer como persona, a que te juzguen, a que te hundan, a la metas más altas que quizás no lleguemos a superar que se encuentran en nuestro camino, a no llevar la vida que esperamos...
Probablemente todos estos miedos se basan debido a que siempre trazamos planes que esperamos y deseamos que se cumplan y más para nuestro futuro. Y es ese el peor miedo, que el planteamiento del camino que hemos elegido no se cumpla si no que tuerza y de un giro totalmente inesperado, poniendo nuestras vidas planeadas patas arriba, perdiendo el norte y el sur y sin encontrar mucho sentido a las cosas que ahora serán nuestro hogar y nuestra vida. Y cuando despiertas y te das cuenta donde te encuentras, donde todo es tan diferente a lo que tu habías visualizado.... solo te queda ser como un camaleón.
Intentar camuflarte lo mejor que puedas para que por lo menos así encuentres un poco de paz en esa vida que no es la tuya.

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